lunes, 24 de agosto de 2009

Finales de agosto


Puede que solo sea agosto, pero el otoño empieza ya a despuntar en las mañanas más frías y las noches más oscuras. El sol se dibuja hoy sobre los hermosos tejados de Dublín, pero es un sol otoñal, tibio. Es uno de esos días en que apetece sentarse a escribir, a leer, a escuchar música. O salir a la calle a pasear.

Es increible el poder que tiene el sol: a pesar de que es lunes, a pesar de que estamos en medio de la crisis económica más grave de las últimas décadas, a pesar de que el verano se acerca a su fin, todo el mundo aquí en la oficina parece estar de buen humor.

Se viene anunciando estos días que varios países comienzan ya a salir de la recesión. Sin embargo, ni en mi país natal, España, ni en mi país adoptivo, Irlanda, se atisban todavía signos de recuperación.

Cuando estuve en mi tierra el mes pasado familiares y amigos se quejaban amargamente de la recesión, del desequilibrio entre salarios y precios, del desempleo, que alcanza cotas no vistas en ningún otro país de Europa. Yo les contaba que aquí en Irlanda también hay mucho paro, aunque no tanto como en España, y que a nosotros, los funcionarios, no sólo nos han congelado el salario durante los próximos años, sino que además nos han acribillado a base de nuevos impuestos.

Y yo me pregunto por qué en todos los sitios siempre pagan la crisis los mismos. Durante el boom económico de los últimos 12 años aquí en Irlanda, muchos banqueros, constructores y especuladores se hicieron de oro. Y ahora, cuando llega el tiempo de las vacas flacas, el gobierno mira para otro lado y decide que la crisis la tienen que pagar aquellos que ni nos hicimos de oro ni causamos esta recesión.

Hace unas semanas se supo que el anterior 'taoiseach' (primer ministro) está cobrando una pensión de 100.000 euros al año, en calidad de ex-primer ministro, a la vez que cobra otro sueldo bastante elevado porque sigue siendo parlamentario. Y todo esto mientras el pueblo llano se pregunta cómo va a llegar a fin de mes.

En fin: no quiero enfadarme demasiado. Por lo menos es un bonito día de finales de agosto aquí en Dublín.

Y las canciones de Vetusta Morla me han acompañado esta mañana de camino al trabajo: "Hoy la puta se viste de rey". Qué apropiado.

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