viernes, 6 de mayo de 2011

Bildu estará en las elecciones

El Tribunal Constitucional, por 6 votos a 5, ha echado por tierra las tesis del Tribunal Supremo y va a permitir que Bildu esté en las elecciones. De lo cual me alegro, porque me parece que es una medida justa.

Vamos a ver: llevo mis 40 años de vida despotricando contra el terrorismo etarra y contra aquellos que les apoyan o excusan, contra todo tipo de nacionalismo y contra las medias tintas que algunos sectores del nacionalismo vasco han usado para referirse al terrorismo etarra. Esta actitud me ha llegado a costar en ocasiones serias discusiones y riñas con algunos conocidos. Porque siempre he defendido sin paliativos que el terrorismo no tiene lugar en una democracia, y que frente al terrorismo no valen excusas ni subterfugios.

Me mostré incluso a favor de la Ley de Partidos cuando fue aprobada, porque creo que una persona que quiere hacer política y que no condena, o defiende, o excusa, el asesinato de otro político, no puede tener lugar en una democracia. Un coche bomba es terrorismo, no una expresión de un conflicto político. Un tiro en la nuca es simple y llanamente terrorismo, y no una expresión de un conflicto político.

Por eso defendí que primero tenían que condenar el terrorismo de ETA tajantemente, sin excusas, como ya lo habían hecho Aralar y otros sectores de la izquierda abertzale.

Y por eso me alegré cuando por fin lo hicieron, cuando algo empezó a moverse de forma seria en el mundo de la izquierda abertzale y condenaron a ETA. Y me extrañó que, cuando por fin habíamos obtenido lo que anhelamos durante tanto, tanto tiempo, esto es, la condena de ETA, se siguiesen poniendo obstáculos en su camino y el gobierno de Zapatero se mostrase poco menos que atemorizado ante la presión del PP. “Es que ahora ETA quiere hacer política y entrar en política”, dicen. Pero, vamos a ver: ¿No es esto precisamente lo que queríamos más que ninguna otra cosa, que ETA hiciese política en vez de terrorismo?

Por lo que he leído, las razones que eximían en esta ocasión para evitar que Bildu se presentase a las elecciones eran bastante peregrinas. Era como si, hiciesen lo que hiciesen, dijesen lo que dijesen, no se les iba a permitir concurrir a las elecciones. Y al igual que me pasó a mí, muchas personas se preguntaban por qué se les seguía prohibiendo presentarse ahora que por fin habían condenado a ETA, y qué demonios tenían que hacer para conseguir estar en las elecciones.

En fin, Nacho Escolar lo explica mucho mejor que yo en su blog:

7 obviedades sobre Bildu

1. Entre los derechos más sagrados en una democracia están el sufragio y la representación: el derecho a votar y ser votado.

2. Si de verdad hay un etarra en una lista electoral, debería estar en la cárcel, donde pierde su derecho a ser elegido. Pero que un ciudadano no sea lo bastante etarra como para ser detenido por colaboración con banda armada pero sí lo suficiente como para no poder presentarse a las elecciones es como estar medio embarazada.

3. Que un partido como Eusko Alkartasuna, fundado por el primer lehendakari de la democracia, no pueda presentarse a las elecciones es un síntoma claro de que la teoría de la “contaminación” etarra ha llegado demasiado lejos.

4. ¿En qué momento Carlos Garaikoetxea, un político que lleva media vida con escolta, se convirtió en un “testaferro” de ETA?

5. Que otro partido claramente democrático y opuesto al terrorismo como Alternatiba (una escisión de Ezker Batua) tampoco pueda presentarse a las elecciones es algo que casi nadie entiende en Euskadi, ni siquiera el actual lehendakari, Patxi López. ¿Se imaginan qué pasaría si en Madrid, o en Sevilla, no pudiese presentarse IU?

6. ¿Qué tiene que hacer la izquierda abertzale, que ya rechaza la violencia de ETA, para participar en la vida política? ¿Qué clase de justicia es la “cuarentena”?

7. Si el Gobierno asume las tesis macartistas del PP, tendrá que asumir también sus consecuencias: un desapego institucional entre gran parte de los vascos que recuerda a lo que pasó en Catalunya con el fiasco del Estatut. Para este seguidismo con la derecha, que Zapatero nombre a Federico Trillo ministro de Justicia y así acabamos antes.

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