miércoles, 18 de agosto de 2010

Otro año terrible en Irak

47 personas murieron y 77 resultaron heridas en un atentado perpetrado ayer en el centro de Bagdad por un terrorista suicida.

Este atentado es el cuarto que causa más de tres decenas de muertos en Irak en poco más de un mes.

Y se suma a la triste lista de atentados brutales que están haciendo de 2010 otro año terrible para este país.

Uno de los atentados más graves tuvo lugar el 26 de marzo en Baquba, que costó la vida a 42 personas y heridas a 65. Tan solo unos días después, el 6 de abril, la explosión de varias bombas en Bagdad dejó 54 muertos y casi 42 heridos.

También en abril, el día 23, varios atentados en Bagdad y Ramada dejaron 61 personas muertas y 118 heridas.

El 10 de mayo fue la jornada más sangrienta: al menos 114 personas perdieron la vida en varias decenas de atentados perpetrados a lo largo y ancho del país por Al Qaeda.

El 7 de julio, la explosión de varias bombas durante una peregrinación anual a un santuario en Al Kazemiya se cobró la vida de 38 personas, y más de un centenar resultaron heridas.

Una serie de atentados contra los Consejos de Salvación el 18 de julio acabaron con la vida de 52 personas en distintos lugares de Irak.

El 7 de agosto, dos bombas que explotaron en el mercado central de Basora causaron 36 muertos y 110 heridos.

Es verdaderamente escalofriante, espeluznante, leer sobre los distintos atentados que se vienen produciendo en Irak en los últimos años, desde la invasión de este país en 2003. Según algunas fuentes, alrededor de 100.000 civiles han muerto desde el comienzo de la invasión.

Es cierto que las noticias sobre la crisis financiera y sobre el cada vez más elevado paro han eclipsado en los últimos 2 años a las noticias provenientes de Irak. Pero si esto es así es porque nos hemos ido –terriblemente- acostumbrando a la continua sangría y barbarie que son el pan nuestro de cada día en ese país. Y cuando uno vuelve su atención a lo que está pasando en Irak, a la sucesión espeluznante de atentados mortales que nunca acaba, a la violencia sin fin que atenaza a este país, no puede evitar que un escalofrío le recorra todo el cuerpo.

Conviene recordar en este momento que uno de los supuestos fines (o justificaciones, o –quizás mejor dicho- excusas) de la invasión de Irak, según los señores Bush, Blair, Aznar y algún otro, era, además de acabar con las armas de destrucción masiva que presuntamente tenía Saddam Hussein (y que se probaron inexistentes) acabar con el terrorismo. La paradoja sería hasta divertida si no descansara sobre cientos de miles de muertos.

¡Vaya una forma de acabar con el terrorismo! Lejos de mi intención defender el tiránico, brutal y represivo régimen de Saddam Hussein, execrable y condenable se mire por donde se mire, pero lo que no se puede ignorar es que antes de la invasión de 2003 el terrorismo islamista era prácticamente inexistente en Irak, mientras que ahora se ha convertido en algo tan diario y habitual como el comer o el dormir.

Y esto no hace sino darnos la razón a todos aquellos millones de personas de todo el mundo que nos opusimos a la invasión de Irak: primero por lo que tenía de ilegal, de saltarse el Derecho Internacional y todas sus normas a la torera; segundo, por lo que tenía e iba a tener de brutal, más aun cuando se tiene en cuenta que entraron en Irak cual elefante en una tienda de porcelana china; en tercer lugar, porque sospechábamos que las armas de destrucción masiva, la maldad de Saddam Hussein y el terrorismo no eran sino excusas que escondían oscuros intereses; y finalmente, porque aun en el supuesto de que el fin de acabar con el terrorismo fuese sincero el método escogido era el equivocado, y más contraproducente que otra cosa, como se ha podido comprobar. Y como, tristemente, se sigue comprobando día a día.

Lo que ha conseguido la invasión de Irak es que ahora el terrorismo islamista campe a sus anchas por ese país y que la imagen de Estados Unidos, Reino Unido y otros países occidentales se haya deteriorado hasta límites insospechados y se haya convertido en objeto de odio e ira en muchos países islámicos.

Porque perciben que tenemos un doble rasero, porque por ejemplo poco o nada hacemos por solucionar el conflicto entre Israel y Palestina y el sufrimiento del pueblo palestino, que perdura ya desde hace décadas.

Lo más indignante de todo este asunto es que los señores Bush, Blair y Aznar continúan a día de hoy sin admitir su error, erre que erre, y sin pedir disculpas por todo el daño y el dolor causados.

El lingüista y filósofo norteamericano Noam Chomsky ha dicho en más de una ocasión que Estados Unidos es uno de los principales estados terroristas del mundo. Quizás convendría reflexionar algo sobre esta frase.

2 comentarios:

  1. Nos hemos acostumbrado al tema en Irak Mr Mustard.

    Siempre el ejercito de liberación se convierte en el de ocupación. Eso es lo que ha pasado en Irak.

    No se puede resolver el problema de tercero con la idea propia. Recordemos que cada cabeza es un mundo, y que por muy descabellado que parezca el pensamiento del de enfrente, hay que tomarlo en cuenta para resolver su problema si es que queremos ayudar.

    Implementar un sistema porque creemos que es el mejor, no ayuda en nada

    Saludos

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  2. Hola Manuel,

    Gracias por tu comentario,

    Sí, nos hemos acostumbrado a lo de Irak, es verdad.

    Es muy cierto eso que dices al final de que implementar un sistema porque creemos que es el mejor no sirve de nada.

    Un saludo

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