viernes, 5 de marzo de 2010

Sin soluciones a la vista

Veo a distancia, y con tristeza, que el gobierno de Zapatero parece no tener idea de cómo sacar al país de la crisis, o de cómo estimular la creación de empleo. La imagen de un barco sin rumbo, a la deriva, me viene a la cabeza una y otra vez.

Por otro lado, el señor Rajoy afirma una y otra vez tener recetas poco menos que mágicas para salir de la crisis. Pero qué curioso: aun a día de hoy sigue sin explicar en qué consisten esas recetas o propuestas...

El PP insiste una y otra vez en echar toda la culpa de la crisis al gobierno de Zapatero, como si los años de gobierno de Aznar no hubieran sembrado aquellos vientos que nos traen ahora estas tempestades. Aunque también es cierto que la política económica continuista del gobierno socialista no ha ayudado a mitigar los efectos de la crisis. Como se suele decir popularmente, el uno por el otro, la casa sin barrer.

Ah, y por si esto fuera poco, a la CEOE no se le ocurre otra cosa que proponer la creación de un contrato temporal para jóvenes con sueldo (aún más) bajo y sin indemnización por despido ni protección por desempleo. Una maravilla, vaya. O sea que vamos hacia atrás, como los cangrejos.

Percibo falta de liderazgo y de carisma tanto en el gobierno como en la clase política en general. Si cada país tiene los políticos que se merece, parece ser que en España nos hemos portado bastante mal. Creo que el último político verdaderamente carismático que hemos tenido en España fue probablemente Felipe González, aunque para mí, como para muchos otros españoles, perdió su carisma poco después de llegar al gobierno. De Aznar mejor no hablamos.

De todos modos, dicho todo esto, no puedo evitar preguntarme cuánto margen de maniobra tienen hoy en día los gobiernos de cada país con respecto a su política económica. En un mundo tan globalizado, con una economía que lleva a que los estornudos en cualquier parte del mundo causen huracanes en otras partes, ¿están los respectivos gobiernos nacionales a cargo de la política económica o viene esta ya predefinida y predirigida por organismos internacionales?

Un ejemplo de todo esto lo hemos tenido recientemente con el caso de Grecia: ante el enorme déficit público de este país, la Unión Europea dio instrucciones muy claras al gobierno griego de lo que debía y no debía hacer en materia económica.

¿Hasta qué punto se decide nuestra política económica en Berlín o en París, o incluso en Wall Street, en vez de en Madrid? ¿Cuál es el margen de maniobra del gobierno de España (o de Irlanda, o de Grecia...) con respecto a su política económica, y en comparación con lo que deciden la Unión Europea, el Banco Central Europeo, la política económica del gobierno de Estados Unidos, etc.?

Mucho me temo que un giro radical en la política económica de España (o de cualquier otro país) necesitaría primero de algo mucho más profundo y complejo: una completa redefinición o reestructuración de las relaciones económicas y empresariales en el ámbito internacional, que tendría que ir acompañada, creo yo, de un cambio cultural y de mentalidad. Un mundo distinto, al fin y al cabo: un mundo en el que la economía, los beneficios, la productividad y el dinero estén al servicio del individuo, de la sociedad, y no al revés. Una sociedad mucho más justa y solidaria, en la que no se permita a banqueros o políticos jugar a la ruleta con el dinero ni el bienestar de los demás.

Suena utópico, y sin duda lo es, y quizás no lleguemos a verlo nunca, pero si queremos que la cosa cambie de verdad a mejor, de una vez por todas, probablemente sea necesario replantearnos en qué tipo de sociedad y de economía queremos vivir.

1 comentario:

  1. Déjate de politiqueos baratos, felicidades una vez más!!! :D

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