Hasta siempre, Saramago

El viernes pasado murió en Lanzarote el escritor portugués José Saramago, Premio Nóbel de Literatura en 1998.

Hace unos meses fue Miguel Delibes, y ahora José Saramago. Se nos ha ido, me atrevo a decir, uno de los escritores más brillantes del siglo XX, una voz de sensatez e inteligencia en estos tiempos aborregados que vivimos.

Saramago era un escritor inigualable. Cualquiera que haya leído algo de su obra sabe esto. Pero además Saramago era un escritor comprometido en la defensa de los que poco o nada tienen, de los humildes y de los explotados u oprimidos; conocida fue su defensa, por ejemplo, del pueblo palestino y del pueblo saharaui. Y sus opiniones eran a menudo controvertidas, porque decía lo que pensaba, aunque a veces sus opiniones no fuesen políticamente correctas.

En fin: “Ensayo sobre la ceguera”, “Ensayo sobre la lucidez”, “El Evangelio según Jesucristo”, “Todos los nombres”, “El hombre duplicado”, etc. etc. etc. Tan solo algunas de las obras geniales de este ilustre escritor.

Descanse en paz José Saramago.