miércoles, 30 de septiembre de 2009

10 años


Hoy, 30 de septiembre de 2009, hace 10 años que vine a vivir a Irlanda.

La razón que me llevó a venir aquí fue que mi mujer es irlandesa. Llegué con muchas ganas, con mucho anhelo, pero también con algo de miedo, por qué negarlo: aunque ya conocía Irlanda bastante bien, no es lo mismo venir para 2 semanas ó 1 mes que venir para quedarse a vivir, para empezar una nueva vida, en otro país y otra cultura.

Es curioso: por un lado me da la sensación de que llevo aquí mucho más tiempo, por otro parece que fue tan solo ayer cuando llegué.

Vivir en el extranjero, como todo o casi todo en la vida, tiene sus ventajas y sus desventajas. Recomendaría a todo el mundo que, si de ser posible, vivieran una temporada fuera, por todo lo que ayuda a abrir la mente a otras ideas, otras culturas, otra forma de ser y de vivir; todo esto te da una riqueza increíble, te ayuda a madurar, a poner las cosas en perspectiva: ves y comprendes que no todo el mundo es como en tu país de origen, que no toda la gente vive el día a día como lo hacen en tu tierra, que hay otras formas de ver la vida, de afrontar los problemas, etc. Y esto, a la vez que es un gran beneficio, también es hasta cierto punto una desventaja, por lo que supone a veces de dificultad de vivir entre dos mundos, de comparar lo que es mejor en cada cual, de sentirte a veces un poco desplazado: perteneces a dos mundos distintos, pero muchas veces tienes la sensación de que en realidad no perteneces por completo a ninguno. Veo Irlanda desde la perspectiva de alguien nacido en otro país, pero también cada vez que viajo a España la veo hasta cierto punto desde la perspectiva de un extranjero, de una persona que vive en otro país. En Irlanda me conocen como el español (‘the spaniard’), mientras que en mi pueblo me llaman ‘el irlandés’...

Irlanda es un país increíble, embriagador, misterioso, con unos paisajes maravillosos, fantásticos, con una gran riqueza cultural y una historia difícil y muy interesante. Un país lleno de leyendas y mitos. Los irlandeses son en su mayor parte abiertos, hospitalarios, acogedores, dicharacheros, generosos... En ese sentido son muy parecidos al carácter latino de los españoles, y muy distintos de sus eternos enemigos, los ingleses. Tienen un carácter fuerte, y no se encogen fácilmente ante los problemas o las dificultades, por grandes que sean; son optimistas y alegres, y suelen verle el lado positivo a las cosas (¡incluso al clima!).

Debo decir que nunca me he sentido extranjero o extraño en Irlanda, y a estas alturas la siento ya como mi casa, primera o segunda poco importa. Por supuesto, siempre se echa de menos la tierra natal, la familia, los amigos, hasta el idioma. Y el clima. Creo que el clima ha sido mi mayor problema de adaptación: no es tan malo como mucha gente se piensa, no hace tanto frío como en otros países del norte, centro o este de Europa (aunque en verano la temperatura tampoco sube tanto como en estos sitios), pero es mucho más húmedo y nublado que el que tenemos en la mayoría de los lugares de España; el verano es aquí casi como una primavera o un otoño, a veces se hace difícil recordar que estamos en julio o en agosto, y eso que a mí no me ha gustado nunca el calor excesivo. Y entre los meses de noviembre y enero oscurece hacia las cuatro o cuatro y media de la tarde.

También se echa algo de menos la comida española. Al igual que con el clima, la comida irlandesa tampoco es tan mala como mucha gente se piensa, pero claro está, debido principalmente al clima, no existe la riqueza ni la variedad de productos –sobre todo verduras y frutas- que tenemos en mi tierra.

Resulta muy difícil evitar la tentación de comparar qué cosas están mejor en España y qué cosas están mejor en Irlanda. Y es incluso más difícil hacerlo sin que a veces tus familiares y amigos irlandeses piensen “ya está este otra vez diciendo que España es mejor” y sin que tus familiares y amigos españoles piensen “ya está este otra vez diciendo que Irlanda es mejor”.

Como conozco los 2 países bastante bien, es fácil ver qué cosas están mejor en un sitio o en otro. Por poner algunos ejemplos del día a día, voy a mencionar dos aspectos en relación con el medio ambiente y el cambio climático. El uso del plástico y las bolsas de plástico se ha reducido considerablemente en Irlanda desde que hace unos años el gobierno puso un precio en las bolsas de plástico (creo recordar que inicialmente era de €0.13, mientras que ahora es de €0.22), mientras que en España acudes a supermercados y te dan todas las bolsas de plástico que quieras y más, bolsas que luego aparecen desperdigadas por nuestros campos y nuestras calles. Sin embargo, el asunto de la recogida de basuras y del reciclaje está mejor organizado en España que en Irlanda, donde no se reciclan aún ni pilas ni aceite de cocinar usado.

El nivel de vida en Irlanda es muy, muy alto, hasta el punto de que se ha convertido en uno de los países más caros (si no el más caro) de la Unión Europea. Comer y beber es muy caro, como lo es llenar el carrito de la compra en el supermercado. Aunque, claro está, los salarios en general también son muy altos, mucho más que en España. Ahora con la crisis económica el paro ha aumentado considerablemente, aunque no tanto como en España.

En fin. España, Irlanda. Irlanda, España. Tudela y Dublín. Ambas forman parte ya de mi vida, para siempre.

5 comentarios:

  1. CADA LUGAR TIENE SU ENCANTO Y SU LADO NEGATIVO. LO IMPORTANTE ES COMO TE ACOJAN , COMO TE SIENTAS Y QUE EL DIA A DIA TE HAGA SER FELIZ.
    UN SALUDO

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  2. Alguien sabe algo de el Gramático.
    ¿Es verdad que ha cerrado el blog por amenazas?

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  3. En el 97, dos años después de una separación, tuve la oportunidad de irme unos meses a una ciudad de Inglaterra para trabajar en un hotel. La experiencia fue más bien negativa, aunque me alegré porque nunca había viajado ni vivido en un país extranjero.

    Yo soy de un pueblo del interior Málaga, y he vivido, a parte de en mi pueblo, en la capital en pueblos del litoral, en la Costa del Sol.

    Hice un recorrido por el norte del país: Cantabria, Asturias y Cantabria y me gustó. Cansado del paisaje semidesértico, de la excesiva, continua y agobiante calor, y del stress de la masificación urbanistica y turística de donde vivía, decidí cambiar de aires, empezé a buscar trabajo por interntet y, desde hace 4 años vivo en un pueblo del litoral del oriente de Asturias.

    Y, como digamos que me gusta lo verde; soy un enamorado de la isla esmeralda, de Irlanda. Tengo varias guías, algunas revistas de viajes que le dedicaron especiales, un libro de gran formato con fotos de calidad, a través de internet leí mucho sobre la isla y a través de la página irlandaenred.com estuve un tiempo buscando la oportunidad de trabajar allí.

    Pero como estoy en Asturias y de momento me encuentro bien, lo dejé pasar. Además prefiero conocer el país en unas vacaciones y no que me sirva de experiencia laboral, vaya a ser que acabe decepcionado.

    Así pues, tengo eso pendiente. Como me gusta la Naturaleza y soy más rural que urbano,me gustaría sobre todo conocer el suroeste y el oeste hasta Galway, y con alguna parada de un par de días en Dublín para conocer la capital.

    Y como tengo espíritu aventurero me gustaría hacer el recorrido en bicicleta, aunque para eso tengo que planificarlo mejor y necesito más tiempo que unas vacaciones de 15 días.

    SalU2.

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  4. Yo no me he desplazado más que 500 kms. de mi lugar de origen (Gipuzkoa) al corazón de la Catalunya central, pero puedo hacerme una idea de todo lo que dices. No he cambiado aparentemente de país, pero sí de idioma e incluso de costumbres. Sí noto ciertas diferencias entre ser catalán o vasco. Es cierto que tiendes a comparar muchas de las cosas, el clima entre ellas. Catalunya es más seco y caluroso que la oceánica costa cantábrica. A pesar de la importancia económica catalana, el nivel de vida, al menos en la cesta de la compra, es inferior a la del País Vasco. De pagar un café 1.20 en cualquier parte de Euskadi, he llegado aquí a no pasar del euro. Y no puedes evitar sentirte de otra parte, aunque te hayan acogido bien, porque para ti muchas de las cosas son nuevas, o diferentes. Sí que te hace madurar. Estoy de acuerdo contigo.

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  5. Viví 1 años en Escocia, Edimburgo, lugar precioso donde los haya.

    Se pasa mal proque echas de menos a tu gente, la tierra... pero pasa el tiempo y te aconstumbras a los que tienes e intentas vivir lo mejor posible. Es verdad que te acuerdas de lo que hay allí, en la tierra, y cuando regresas, lo disfrutas mas.

    Ni todo es bueno, ni todo malo.... la cuestión es quedarse con lo mejor de cada lugar

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